El bajo estado de ánimo es una experiencia emocional que todos hemos vivido en algún momento de nuestras vidas, sin embargo a veces puede complicarse significativamente y sentirnos identificados con etiquetas como «depresión», «distimia»… Puede manifestarse como una sensación persistente de tristeza, desánimo o falta de energía, y aunque es común tener días malos, cuando este estado se prolonga en el tiempo puede afectar nuestra calidad de vida de manera significativa. Como psicóloga sanitaria, me dedico a trabajar con personas que buscan comprender y gestionar su estado emocional, utilizando terapias basadas en la evidencia y en el análisis funcional de la conducta que ofrecen estrategias efectivas para abordar este tipo de malestar.
Causas del bajo estado de ánimo
El bajo estado de ánimo no siempre tiene una única causa identificable, ya que suele ser el resultado de la interacción de diversos factores. Si bien se ha asociado en numerosas ocasiones a factores biológicos como cambios en los niveles de neurotransmisores, la evidencia nos señala que la depresión está más relacionada con el contexto. Por ejemplo, factores como los siguientes:
- Factores psicológicos: Falta de sueño, pensamientos negativos, autoexigencia excesiva, baja autoestima o dificultades para gestionar el estrés son elementos clave que contribuyen al malestar emocional.
- Factores sociales: Problemas en las relaciones interpersonales, aislamiento social o dificultades laborales y económicas también pueden desencadenar un bajo estado de ánimo.
- Eventos vitales: Situaciones como el duelo, las separaciones, la pérdida de empleo o cualquier cambio significativo pueden provocar tristeza y desánimo.
Consecuencias del bajo estado de ánimo
Cuando el bajo estado de ánimo persiste y tenemos conductas depresivas, puede tener un impacto considerable en diversas áreas de la vida:
- Ámbito personal: Puede generar fatiga, dificultades para disfrutar de actividades placenteras, problemas de concentración y sentimientos de inutilidad o culpa.
- Relaciones interpersonales: El aislamiento y la irritabilidad pueden dificultar las relaciones con familiares, amigos o pareja.
- Desempeño laboral o académico: La falta de motivación y energía puede disminuir el rendimiento y la productividad.
- Salud física: Es común que el bajo estado de ánimo se asocie con alteraciones en el sueño, cambios en el apetito y dolores corporales.

¿Cómo afrontar el bajo estado de ánimo?
La buena noticia es que hay formas efectivas de abordar la depresión, el bajo estado de ánimo y recuperar el bienestar. A continuación, te comparto algunas estrategias basadas en terapias psicológicas con respaldo científico:
- Practica la regulación emocional: Las terapias contextuales, como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), enseñan a aceptar las emociones difíciles en lugar de evitarlas y a comprometerte con acciones alineadas con tus áreas de valor.
- Establece rutinas saludables: Mantener horarios regulares para dormir, comer y realizar actividad física puede mejorar significativamente el estado de ánimo.
- Fortalece o forma relaciones sociales: Conecta con personas de confianza que te brinden apoyo emocional. Hablar sobre cómo te sientes puede aliviar la carga y fomentar la comprensión mutua.
- Busca actividades significativas: Dedicar tiempo a hobbies o proyectos que te resulten gratificantes ayuda a recuperar la motivación y el placer.
- Consulta con un profesional: Si el bajo estado de ánimo persiste o interfiere significativamente en tu vida, es fundamental buscar ayuda psicológica. Un psicólogo puede ayudarte a explorar las causas subyacentes y a desarrollar estrategias personalizadas para sentirte mejor.
El papel de la terapia psicológica
En mi práctica como psicóloga sanitaria, utilizo un enfoque basado en la evidencia y que combina técnicas de diferentes modelos terapéuticos conociendo por qué están funcionando desde un marco teórico común, con el objetivo de adaptarme a las necesidades de cada persona desde un enfoque ético. La terapia no solo ayuda a aliviar los síntomas, sino que también proporciona herramientas para prevenir recaídas y fomentar un bienestar a largo plazo, a pesar de que puede llegar a ser un proceso muy complicado.
El análisis de conducta nos permite identificar patrones que perpetúan el malestar y trabajar en su modificación, mientras que las terapias contextuales nos ayudan a cultivar una actitud más flexible y compasiva hacia nosotros mismos. Si estás buscando ayuda relacionada con tu estado de ánimo, has sido diagnosticado o diagnosticada de depresión, o te has sentido identificado con la problemática, no dudes en contactar con nosotros.